…a lo largo de mucho tiempo, mi querido amigo, pude entender aquéllos versos tan bonitos de Juan Ramón Jiménez, ¿Te acuerdas?
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
Lo recitábamos casi de memoria y siempre me decías: apréndete un poema como mínimo en tu vida, ya que te servirá de viático.
Aquí lo tengo, tan presente, que sin saberlo he descubierto quién es el que va a mi lado.
Tengo la certeza de que eres católico y yo también gracias a…. Nunca te cansaste de hablarme de Jesús y te pido, que de mi parte, digas a quienes puedas que, Jesús, el Señor, da la serenidad precisa, para en este momento, mirar a la muerte con una sonrisa. Te ofrece la dulzura, cuando tu rostro es agrio y a veces hasta atrabiliario. Te lleva a aquéllos lugares de tu alma, que ni siquiera sabías que existían y que nunca me atrevía a explorar, pero lo mejor de todo, es que será Jesús de Nazaret el que permanecerá siempre de pie como columna, para amarlo, mirarlo, abrazarlo y quererlo hasta el fin .
Yo, ya no soy nada físicamente, soy bilis, soy padecer eterno, pero NO ahogado en mi propio hálito a las puertas del averno, sino sonrisa perpetua de agradecimiento a quien me lleva, como dice Thomas Man, al aflujo del aroma de las lilas, al que hace que la pena duerma lejos, al que hace que a este dulce sueño no le suceda un triste despertar. Me lleva a mi Dios, estoy con Jesús. Soy de azul desvaído pero del azul inmaculado de mi madre…