Tenemos encuentros personales y nos hallamos en situaciones que nos afectan, aunque anteriormente creyéramos que no tenían importancia.
A mí me ha afectado muy positivamente la estancia en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) los días 11, 12, 13 y 14 de Febrero de 2011.
Ha sido la primera ocasión que he tenido para compartir con los conciudadanos de Nuestro Santo Reformador Juan Bautista de la Concepción y del patrón del clero diocesano San Juan de Ávila.
Me ha llamado la atención la limpieza de las fachadas de las casas de familia y de los edificios públicos. La iglesia parroquial está muy conservada: tiene un retablo maravilloso, una capilla del Santísimo Sacramento muy acogedora y un techo de madera que posibilita una nítida acústica.
Hablando de locales, me emocioné en la casa – hoy capilla- situada en la calle San Juan Bautista de la Concepción, en la que nació el Santo Reformador Trinitario.
¡Pensar que allí mismo jugaba, comía, fraternizaba, rezaba… nuestro santo fue maravilloso!!!
Muy cerquita de la casa, aún existe una partecita de la roca en la que el chico Juan Bautista jugaba.
¡Saber que Teresa de Jesús visitó aquella casa y habló con la madre del Santo me hizo pensar que soy un privilegiado al tener la misma suerte que ella.
Felicito a la Hermandad de los Santos de Almodóvar por su gusto fino, por su dedicación para que la capilla actual se conserve tan bien y sea tan atractiva a la vista, a la vez que llena el espíritu de valores humanos y espirituales.
No puedo nombrar a todas las personas, pero en nombre de todas, felicito a Paqui porque, a través de ella, pude visitar Almodóvar.
No quiero pasar por alto, ni mucho menos, las visitas que hice a la actual casa parroquial, lugar donde nació el Santo grande Juan de Ávila.
¡Qué bien conservada está gracias a la inteligencia, al trabajo y a la ayuda de los sacerdotes y feligreses de la ciudad. En ella se concentra la labor del despacho parroquial, la catequesis, las entrevistas con los sacerdotes, la cueva donde el Santo fue vencido por el amor de Dios, la vitrina con las valiosísimas reliquias de los dos Sanos de la ciudad. ¡Qué suerte la de aquellos que viven en dicho lugar!!!
No tengo la suerte de vivir en Almodóvar. Pero la experiencia de familia, de calma humana, de comunicación personal y relajada, de compartir en la calle, en el bar, en la iglesia que he tenido en dicha ciudad me ha enriquecido.
He sentido que se puede ser alegre, espontáneo, familiar, comunicativo, generoso gracias a vivir con sencillez y tener el orgullo de ser conciudadanos de santos.
Las funciones han sido muy concurridas: el coro parroquial ha alegrado la celebración, los feligreses han sabido estar en la iglesia, rezar con sencillez, participar en la oración, escuchar la Palabra y el comentario de la misma. Los niños, adolescentes, jóvenes han dado una lección de saber estar.
¡Qué hermoso fondo religioso hay en todos ellos!!!
Quiero agradecer al Señor porque me ha permitido estar en Almodóvar, compartir, ser invitado a comer, pasear con Don Tomás, Don Leopoldo y con el simpático, generoso, disponible, servicial Ángel Maroto que me ha alojado en su casa, me ha llevado en su coche a lugares como la ermita de Santa Brígida, la iglesia de la Virgen del Carmen, a su parroquia de Puertollano.
No olvidaré su espera por mí en la estación de dicha ciudad ni me su disponibilidad para llevarme a tomar el tren de regreso a Córdoba.