Pascua de Cristo resucitado,
es la victoria de la luz sobre noche triste,
encendamos ya todas nuestras lámparas.
Pascua de Cristo resucitado,
es la victoria de amor sobre invierno triste,
avivemos la hoguera del Espíritu.
Pascua de Cristo resucitado,
es la victoria de la vida sobre muerte triste,
estrenemos vestidos de esperanza.
Venid, os mostraré los trofeos de victoria:
la losa del sepulcro removida,
las vendas y el sudario por el suelo,
la sábana ensangrentada recogida,
y el olor de la rosa, penetrante.
Los guardianes, asustados, nada guardan,
corren endiablados por el miedo;
la muerte, en huida, ha sido desarmada.
Humilde es tu victoria, Señor resucitado,
pero cambia la historia para siempre.
Seguiremos luchando por la vida,
la muerte se ha dado por vencida.
Cada Pascua, como cada Eucaristía es una llamada a revestirse del hombre nuevo, que es Jesucristo.
Levantar lo abatido y renovar lo viejo, purificar lo manchado y embellecer lo feo, alegrar lo triste, alentar lo desanimado y curar lo enfermo. Primero en nosotros y luego en los demás.
Son muchos los que vievn agobiados por la pobreza y el subdesarrollo, por la falta de medios, por el sufrimiento y la enfermedad, por la soledad y el desánimo…por tantos y tantos problemas.