Soy lector de la Santa desde hace muchos años. Teresa me ha contagiado su propia vida, su manera de ver las cosas, hasta su mismo lenguaje. Ha sido una gracia encontrarme con ella.
¿Qué me ha enseñado en esta larga aventura? ¿Qué me ha transmitido? La Santa de Ávila tiene una palabra iluminada para todas las épocas, generaciones y corrientes espirituales.
1. Santa Teresa me ha dado el gusto por saber más y más del Señor. Me ha hecho comprender que Jesús es la razón más importante de mi vida y que el cristianismo es ante todo una persona: JESÚS.
“Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir, dolor hacéis,
y sin dolor, deshacéis
el amor de las criaturas”.
2. Teresa me ha enseñado a leer el Evangelio, no como una estatua de museo, bella, pero antigua, sino como una realidad viva que nos habla hoy.
Hay que revivir los personajes y encarnarlos en nuestra propia vida. Hay que sentarnos junto al pozo de Jacob como la Samaritana y decirle al Maestro: “Dame esa agua”. O después de la comunión ponernos a los pies del Señor como María Magdalena para escuchar al Salvador y estar pendiente de sus labios.
“Bendito sea el que nos convida que vamos a beber en su evangelio” (CE 31,5).
“Siempre yo he sido aficionada y me han recogido más las palabras de los evangelios, que se salieron por aquella sacratísima boca así como las decía, que libros muy bien concertados” (CE 35,4).
3. Teresa me ha enseñado el arte de la oración de la que es Maestra y Doctora consumada. Ya recordaba Pablo VI en el Doctorado Teresiano: “Llega ahora a nosotros el sublime y sencillo mensaje de la oración de parte de la sabia Teresa, que nos exhorta a comprender «el gran bien que hace Dios a un alma que la dispone para tener oración con voluntad…, que no es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Vida 8,5).
Al lado de Teresa he comprendido la importancia de la oración.
En este campo es donde se define la vida del creyente y no creyente.
4. ¡Qué importante ha sido para mí ser lector de la Santa de Ávila! El contacto con ella ha humanizado mi vida espiritual.
Me ha hecho entender que hay que caminar poco a poco, sin estridencias, siendo “amiga de letras”.
Sobre todo me ha dado a entender que mi vocación de consagrado es un camino que no se hace solo sino acompañado con Jesús: “Juntos andemos, Señor; por donde fuereis, tengo de ir; por donde pasareis, tengo de pasar” (CV 26,6).
Teresa de Jesús, Maestra y Doctora
de las cosas celestiales,
danos la sabiduría de los Santos;
enséñanos el camino de perfección
que no es otro sino ser amigos fuertes de Dios.
Amén.