Dicen que cuando ocurre algo grande, algo que cambia los esquemas de nuestra vida, nuestro cuerpo y sobre todo nuestra mente pasan a un estado de “sock”.Algo así sería la definición del estado en el que nos encontramos muchos de los jóvenes que hemos asistido estos días a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Un “sock” profundo, un estado de fuerza, de energía y de plenitud solo entendible si tras de ello se encuentra Cristo.
Un grupo de jóvenes de la parroquia junto con nuestro sacerdote Ángel hemos tenido la suerte de participar en este encuentro, de disfrutar y llenarnos con las palabras del Santo Padre y de compartir una fe que se hace inmensa con más de dos millones de jóvenes de todos los rincones más insospechados de nuestro mundo.
Las jornadas para nosotros comenzaron el jueves 11 de agosto, con los días en la diócesis, ya que como pueblo de acogida recibimos a 8 chicos y chicas venezolanos. Pasamos con ellos 5 días entrañables compartiendo no solo el tiempo, sino nuestras vidas.
Oramos juntos, cantamos juntos, reímos juntos, nos emocionamos juntos y estrechamos lazos…pudimos disfrutar entre otras muchas cosas del deseo de nuestro santo San Juan de Ávila, que en su pueblo, su iglesia se llenase de jóvenes del mundo. Así sucedió el sábado 13 de Agosto cuando más de 300 jóvenes de diferentes lugares del mundo visitaron Almodóvar y compartimos eucaristía con nuestro obispo Antonio.
Fueron días intensos en los que gran parte de nuestra comunidad parroquial colaboró en hacer que los chicos se sintieran como en casa aportando su ayuda y generosidad. Ellos se fueron encantados y nos dejaron llenos alegría y sobre todo de fe…Sin duda fue un gran regalo para nosotros que nos preparó para afrontar con más ganas aún el encuentro en Madrid.
Y por fin llegó el gran día, viernes 19 de Agosto, partimos rumbo a la capital de la juventud, llenos de incertidumbre pero muy receptivos a exprimir cada instante, a sacar lo máximo de todo lo que en Madrid estaba sucediendo.
Tuvimos la suerte de asistir al Vía Crucis en la plaza de Cibeles junto al Santo Padre y allí pudimos comprobar que la realidad supera a la ficción, que “no somos 5 o 6”…que “esta es la juventud del papa” y entre esa admiración de encontrarnos a tantos jóvenes como nosotros en un mismo camino, una iglesia joven llena de vida corroboramos el mensaje de su santidad el Papa que nos recordaba que “la fe no se opone a nuestros ideales más altos, al contrario los exalta y los perfecciona”.
Y llegó el sábado, gran día para todos los que amamos a nuestro pueblo y a nuestros Santos, gran día para España en general y gran día para la Iglesia universal, pues se produjo lo que llevábamos esperando tanto tiempo. En la catedral de la Almudena SS el Papa Benedicto XVI nos anunció que el próximo doctor de la Iglesia será San Juan de Ávila, nuestro paisano…
No se puede describir lo que sentimos en ese momento cuando escuchamos la gran noticia. Saltamos de alegría, nos abrazamos, levantamos las pancartas con nuestro santo, vitoreamos y he de confesar que se nos saltaron alguna que otra lagrima de emoción…Fue un momento indescriptible en el que nos acordamos de todo Almodóvar, era un privilegio escucharlo en directo y poder decir con orgullo a la multitud que allí se encontraba que era el nuestro, nuestro santo paisano, nuestro San Juan de Ávila.
Y de allí a cuatro vientos…nos esperaba el culmen final de las jornadas. Como si de una avalancha se tratase, miles de jóvenes abarrotábamos los metros, autobuses y cercanías de Madrid, con gran paciencia y cordialidad. Llegada apoteósica a cuatro vientos, soportando los 40 grados y el sol que sin duda estos días más que quemar nos iluminaba pues nadie se quejaba a pesar del calor. Y allí en la mayor y más impresionante acampada del mundo, permanecimos hasta el domingo compartiendo día y noche, vigilia y eucaristía…firmes en la fé y soportando las inclemencias del tiempo pues como nos dijo el Papa “vuestra fuerza es mayor que la lluvia”.
Tras la eucaristía del domingo donde fuimos conscientes que el motor del mundo es el Amor, los miles de jóvenes comenzamos a caminar a nuestros lugares de origen, con muchos mensajes que ordenar en nuestra mente y poner en práctica en nuestra vida.
Con unas ganas enormes de regresar para contar lo vivido y, sobre todo, tocados de corazón, inmersos en ese sock del que hablaba al principio y resonando en nuestro interior las palabras que SS BENEDICTO XVI nos dijo antes de marchar:
“Transmitid vuestra alegría especialmente a los que hubieran querido venir y no han podido hacerlo por las más diversas circunstancias, a tantos como han rezado por vosotros y a quienes la celebración misma de la Jornada les ha llenado. Con vuestra cercanía y testimonio, ayudad a vuestros amigos y compañeros a descubrir que amar a Cristo es vivir en plenitud”