Queridos amigos:
Os escribo y mando un saludo desde la misión. El viaje de regreso fue bueno y mi corazón volaba a estas tierras más deprisa que el avión.
Cuando llegué a Muisne, ya me estaban esperando con los brazos abiertos, me encontré el esposo de una catequista que me ayudó con las maletas hasta casa, mi primer ángel. Las hermanas me estaban esperando con gran alegría.
Las mujeres del taller de costura me pusieron al día: La población no estaba contenta porque el alcalde eran ya dos meses que no paga a los funcionarios y el proyecto de traer el agua potable a la isla se ha suspendido porque el dinero que había para terminar esta obra se ha «extraviado».
He visitado algunas familias a las que he ido ayudando con comida, gracias a vuestros donativos. La catequesis continúa y he visto que necesitan libros de catecismo algunos de los niños. A ellos también les estamos echando una mano.
Los otros niños que están apadrinados en la escuela, están bien, una de las niñas se ha roto una muñeca al caerse, pero ya se recupera.
Y enseguida me puse en contacto para poder construir la capilla de Balsalito. La comunidad quiere apoyar con la mano de obra y con sacos de cemento. Estamos para comenzar.
Espero que todo vaya bien con la ayuda de Dios.
He visto como el Señor ha seguido trabajando en los corazones de las personas en mi ausencia.
Una pareja ha mejorado su relación después de un retiro de oración. Hay nuevos catequistas en algunas comunidades y nuevos proyectos de misión con los jóvenes.
Con los que se están preparando a la confirmación vamos a visitar las comunidades, pueblecitos, y ellos participaran en la celebración de la Palabra.
El Señor es nuestra fuerza y guía. Él es el primero en cuidar de sus pequeños, los preferidos de su corazón. Nosotros sus instrumentos. Continuamos en Su servicio.
Con mucho cariño, María José