Me creía que la libertad era un tesoro que estaba muy extendido por el mundo.
No es así. Han caído en mis manos varios informes, documentos y artículos.
Todo este material me ha enseñado que estaba muy equivocado y que hay muchas cadenas, represiones, torturas y asesinatos con gente que el único delito es creer en Dios. ¡Es una pena!
«Levantemos la voz ante el escandaloso silencio de los medios de comunicación occidentales, por los miles de cristianos muertos o perseguidos de todas las denominaciones en el mundo». Así rezaba un cartel que he encontrado en una página de Internet.
En realidad, los cristianos es el grupo humano más perseguido en el mundo, según se expresa una denuncia que ha hecho la Santa Sede ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
El portavoz de la denuncia, el obispo Mario Toso, secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz ha hecho público el texto, de él he tomado las palabras que siguen:
«Con el crecimiento de la intolerancia religiosa en el mundo, está ampliamente documentado que los cristianos son el grupo religioso más discriminado…Más de 200 millones de ellos, pertenecientes a confesiones diferentes, se encuentran en situaciones de dificultad a causa de las instituciones y de los contextos legales que los discriminan».
El discurso es un canto a la libertad religiosa, de pensamiento y de expresión.
Eso sí, sus palabras han sido silenciadas por muchos medios de comunicación. No interesa. Y este desinterés es una nueva forma de intolerancia contra las religiones y contra la Iglesia Católica en particular.
Benedicto XVI ha tomado parte en la defensa de la libertad de toda esta gente en su «Mensaje para la Jornada mundial de la Paz 2011».
Estas son sus palabras: «Los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre mayor número de persecuciones a causa de su fe».
Y una personalidad entendida y dedicada a esta realidad afirma que cada año por causa del odio religioso mueren 150.000 creyentes, no solo cristianos.
No podemos silenciar el caso de Nigeria. Con mucha frecuencia nos dan la noticia de matanzas en una iglesia.
Entran en un templo y arrasan con la vida de las personas y con los símbolos religiosos.
Es cierto que en Europa no se persigue a los cristianos, hemos superado ese nivel de barbarie pero «en Occidente, especialmente en Europa, tienen que cesar la hostilidad y los prejuicios contra los cristianos, por el simple hecho de que intentan orientar su vida en coherencia con los valores y principios contenidos en el Evangelio» (Benedicto XVI).
La libertad para que sea plena, y no parcial, debe afectar a todos los campos de la vida y también en la esfera de lo religioso.
La hostilidad encubierta es peligrosa y si no desaparece es un límite a los derechos humanos.