I
Manchego y Doctor de la Iglesia
“No abandones nuestra villa”
-le decían sus paisanos-
Mas, Juan con sueños lejanos
caminaba hacia Sevilla
donde poder embarcar
el evangelio y la cruz,
pues quería con su luz
a muchos hombres salvar.
Por eso se despidió
de su Almodóvar natal
dejando y caudal
-que a los pobres repartió-
y libre, sin ataduras,
que le ataran a su tierra,
emprendió la nueva guerra
de divinas aventuras.
Beato… Santo… Doctor…
Trayectoria de un maestro,
que consideramos nuestro
y queremos con amor.
Si él un día se marchó
hoy sentimos la alegría
de palpar su cercanía
porque rastro aquí dejó.
La Iglesia que le ha elevado
a la cima de la ciencia
nos invita con vehemencia
a tenerle a nuestro lado
recordando su memoria,
sus escritos y sermones,
su santidad y los dones
que le dieron tanta gloria.
IIEvangelizador y Maestro Universal
En Sevilla se quedó
viendo las naves zarpar
y así un nuevo despertar
en su vida apareció
siendo desde aquel momento
Apóstol de Andalucía
pues sus campos recorría
de noche y día contento.
Aunque la fe suscitaba
con su voz y con su celo
gritos subieron al cielo
contra el que a Dios predicaba.
Por eso la Inquisición
le metió en la noche oscura,
donde enfermo de locura
valoró más la pasión.
Muchos pueblos y ciudades
la siembra vieron en flor
al secundar la labor
del que anunciaba verdades,
que laicos y sacerdotes
recibieron con encanto
como venidas de un santo
lleno de divinas dotes.
Cansado de recorrer
sendas de polvo y sudor
le sobrevino el dolor
y en aquel anochecer
Montilla fue su morada
dando ejemplos y consejos
el que no estaba ya lejos
de recibir su soldada.