Señor, haz de mí un instrumento de tu paz :
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Maestro, que yo no busque tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.
Oración ( cardenal Suenens)«Soy hombre de esperanza porque creo que Dios es nuevo cada mañana. Porque creo que él crea el mundo en este mismo instante. No lo creó en un pasado lejano, ni lo ha perdido de vista desde entonces. Lo crea ahora: es preciso, pues, que estemos dispuestos a esperar lo inesperado de Dios.
Los caminos de la Providencia son habitualmente sorprendentes. No somos prisioneros de algún determinismo, ni de los sombríos pronósticos de los sociólogos. Dios está aquí, cerca de nosotros, imprevisible y amante.
Soy hombre de esperanza, y no por razones humanas o por optimismo natural, sino simplemente, porque creo que el Espíritu Santo actúa en la Iglesia y en el mundo, incluso allí donde es ignorado.
Soy hombre de esperanza porque creo que el Espíritu Santo es siempre Espíritu creador. Cada mañana da, al que sabe acoger, una libertad fresca y una nueva provisión de gozo y confianza.
Yo creo en las sorpresas del Espíritu Santo.. ¿Quién osaría decir que la imaginación y el amor de Dios se nos han agotado? Esperar es un deber, no un lujo. Esperar no es soñar. Es el medio de transformar los sueños en realidad. Felices los que tienen la audacia de soñar y están dispuestos a pagar el precio para que sus sueños puedan hacerse realidad en la historia de los hombres».