Comienza un nuevo año. Es el momento de los buenos propósitos: dejar de fumar, sacar, de una vez por todas, las dichosas oposiciones, hacer un curso de yoga, aprender bailes de salón, aprobar el carnet de conducir…
Este año, amiga, amigo, quiero que te apuntes a un gimnasio especial, un gimnasio que te ofrece todas las facilidades del mundo: es totalmente gratuito, tienes un Monitor a tu disposición y, sobre todo y lo más importante, los resultados los verás desde el primer momento…
Si quieres, durante este 2013, conseguir un corazón 10, no te lo pienses más, realiza, diariamente, la siguiente tabla de ejercicios… ¡No te arrepentirás!
1.-Agradece. A veces vamos tan estresados por la vida, tan «a nuestra bola» que lo urgente nos hace olvidar lo importante (el bocadillo que te preparan para el recreo, los cinco minutos que el profesor te aclara las dudas fuera de su hora, el compañero de trabajo que te ha cambiado el turno, el amigo que se acuerda de ti a través de un correo o una llamada…).
Agradece todos estos detalles con una palabra, un gesto, una mirada…, incluso aunque tengas que darte la vuelta y trastocar tu agenda (Luc. 17,11-19).
2.-Comprométete. Tenemos tantísimos problemas que pensamos que con lo nuestro «ya estamos servidos». «No tengo tiempo, no es de mi incumbencia, no me toca…».
Una excusa tras otra. Prueba a solucionar los problemas de tus hermanos. Tal vez, y sin tal vez también, te lleves una sorpresa y tus problemas por arte de magia y de amor queden resueltos. ¡Haz la prueba! (Luc. 10, 30-37).
3.-Perdona. Se trata del «ejercicio estrella». Una, dos, cinco, setenta veces siete… Sus efectos son devastadores…. devastadoramente geniales. ¡No pierdas tiempo, compruébalo por ti mismo! (Mt 18,21-35).
4.-Ama. Tira las piedras. Si te pasas las 24 horas del día juzgando, criticando, pensando si lo merece o no, desconfiando…, no te quedará ni un minuto para amar.
Arroja tu odio, tus prejuicios, tus falsas seguridades y dedícate, simple y llanamente, a amar (Jn 8,1-11)
5.- Invierte. Los talentos que Dios te ha dado. Aunque tan sólo sea uno; ponlo al servicio de tus hermanos. Las ganancias serán… ¡multimillonarios! (Mt 25,14-30).
6.- Comparte. Tus cinco panes y tus dos peces, tu «poca cosa». No te preocupes, tú ponlo al servicio de los más necesitados; Dios se encargará del resto (Jn 6,1-15).
7.- Sirve. Porque el que no vive para servir, no sirve para vivir. Agacha tu orgullo, remanga tu superioridad y lava los pies o los platos a tu gente (Jn 13,1-20).
8.- Ora. En tu habitación o en la parroquia, debajo de la ducha o encima de la bicicleta, en el autobús o en la cola del supermercado… ¡Reza! Ah, y en lugar de hablar tanto a los hombres de Dios, dedícate a hablar mucho más a Dios de los hombres (Mt 6,5-15).
9.- Fíate. A pesar de que ya te han dado varías veces calabazas, a pesar de que tu gente te ha defraudado, a pesar de que «el horno no está para bollos», a pesar de todo eso y mucho más… acude «a ciegas» al encuentro de Jesús… ¡No te fallará! (Mt 14,24-34).
10.- Descansa. En los brazos de Dios; siente palpitar su corazón en tus hermanos más necesitados; escucha lo que Él tiene que decirte y tras «la siesta divina» pasa a la acción (Jn 13, 23).