Han pasado tres meses desde que dio comienzo el Año Jubilar, desde entonces, más de dos mil peregrinos se han acercado a las sedes jubilares de Almodóvar del Campo para recibir la gracia de la indulgencia jubilar.
Si miramos con cierta perspectiva y hondura el camino que llevamos recorrido hasta hoy, creo que podemos afirmar que el Jubileo está siendo una gracia de Dios para todos. Tal vez, lo que más se hace notar son las peregrinaciones, sin embargo, antes de acercarnos a este capítulo, es conveniente retomar algunas cuestiones de fondo para que las peregrinaciones queden enmarcadas debidamente.
¿Qué es el Jubileo?:
El jubileo es el modo en que la Iglesia de Ciudad Real ha querido celebrar el Doctorado de san Juan de Ávila, en sintonía con los objetivos del Año de la Fe y en el afán de dar a conocer la figura de nuestro nuevo Doctor.
El objetivo del Año Jubilar es que la gracia de Dios y la obra de san Juan de Ávila, nos ayuden a vigorizar nuestra vocación eclesial de ser el sacramento de Cristo en el mundo. Esto significa que todos los que formamos la Iglesia, pedimos la gracia de saber hacer presente a Cristo y anunciar la buena nueva del Evangelio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
«Volver al amor primero»:
Un Jubileo o Año Santo es un tiempo en el que la Iglesia se introduce en un proceso de carácter espiritual y pastoral, vivido personal y comunitariamente, encaminado a renovar su fe y su misión por medio de la conversión a Cristo.
Esta invitación a convertirnos está en línea con lo que dice san Juan en Apocalipsis 2, 2- 4: «Conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia…has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu amor primero.»
Sí, el Jubileo nos invita retomar la fuerza de nuestro amor original por Jesucristo para actualizarlo y, con su impulso, mirar hacia el futuro siguiendo los caminos que nos abra el Espíritu. Para ello, es necesario hacer el esfuerzo de purificar y poner a punto todas las áreas de nuestra persona. A este esfuerzo que busca recuperar nuestra autenticidad se le llama conversión.
Almodóvar, lugar de vocación:
La etapa de vida que San Juan de Ávila vivió en Almodóvar se caracteriza porque fue aquí donde forjó los cimientos de su vocación. Sus ratos de oración ante el Sagrario, la meditación de la Palabra de Dios, y los tres años de intensa oración que vivió en la cueva de su casa natal siendo muy joven, le introdujeron en un proceso de búsqueda y de discernimiento vocacional que le permitió saber cuál era la misión que había de realizar en la historia.
Aquí, el Señor le otorgó la luz necesaria para descubrir su llamada y el impulso para entregarse decididamente a ella. El Jubileo pretende dar a conocer esta experiencia de fe y reavivar la conciencia vocacional de los peregrinos para que, después de peregrinar por Almodóvar, vuelvan a sus comunidades buscando responder a la llamada que el Señor haga a cada uno en la actualidad.
Desde modo, cada peregrinación se presenta como una meditación sobre la fe y la vocación de cada peregrino.
La «guía del peregrino»: un instrumento de trabajo espiritual:
El instrumento a través del cual los peregrinos han de introducirse en esta meditación es la «guía del peregrino». Los contenidos oracionales de la misma no están pensados para que el peregrino reflexione sobre la fe y la vocación en sentido genérico y abstracto, sino para éste medite sobre su propia fe y sobre su vocación de seguir a Cristo aquí y ahora: ¿Qué me está diciendo el Señor? ¿Por dónde desea conducirme ahora?
La «memoria»: una metodología para conocer la voluntad de Dios:
Después de realizar la oración correspondiente a cada una de las seis sedes jubilares, la guía ofrece un apartado llamado «memoria», que tiene la finalidad de ayudar a los peregrinos a que se hagan conscientes de lo que Dios va poniendo en su corazón.
En cada «memoria» los peregrinos han de escribir las mociones e intuiciones espirituales que el Espíritu les haga sentir. Este ejercicio escrito comienza a realizarse en el transcurso de la peregrinación y se continúa en casa.
Al final, en el último apartado llamado «memoria final», se invita a escribir el poso final que la peregrinación repasando las «memorias» anteriores, en el deseo de descubrir la dirección por la que el Espíritu de Dios quiere llevar a cada uno.
La vocación se realiza escuchando lo que Dios nos dice en cada momento de nuestra vida:
Quisiéramos que peregrinar por los lugares en los que vivió San Juan de Ávila nos estimule a poner en marcha una nueva búsqueda vocacional que confirme nuestro camino de seguimiento del Señor o que nos descubra cuál ha de ser, a partir de ahora, la misión a la que él nos llama y dónde y cómo debemos realizarla.
«Dadles vosotros de comer» (Mc 6, 37):
Esta frase concentra la invitación que Jesús hizo a los discípulos antes de realizar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces con los que alimentó a la muchedumbre hambrienta.
En el Jubileo, Jesús nos invita a alimentar la fe y la vocación de los peregrinos desde la experiencia de Cristo que tuvo san Juan de Ávila. El conjunto de la parroquia, todos los voluntarios y, más directamente, los voluntarios que sirven de guías, somos quienes recibimos esta llamada del Señor.
En este punto es imprescindible felicitar a todos y cada uno de los que están haciendo posible que el Jubileo se lleve a cabo. La aportación insustituible de cada miembro de la parroquia que colabora con el Jubileo, está obrando el prodigio de multiplicar los panes y peces de nuestra fe y de nuestras capacidades, para alimentar la búsqueda de Dios de los que vienen hasta la tierra natal de san Juan de Ávila.
¡Gracias!
Este es el saludo de despedida que nos trasmiten todas las peregrinaciones al marcharse. Pero bien sabéis que en ningún caso ha sido está pronunciando desde un puro cumplimiento o por mera educación.
El testimonio mayoritario que los peregrinos y sus responsables nos han comunicado al marcharse, manifiesta el gozo y la gratitud que sienten por la acción evangelizadora que han recibido de los voluntarios del jubileo. Estoy convencido de que cuando dicen eso, no sólo hablan en nombre propio; el Espíritu está hablando por medio de ellos. Y, si esto es así, ¿qué más pago podemos recibir que el de Dios diciéndonos: «¡gracias!»?
Los peregrinos:
Si realizamos una mirada panorámica sobre los dos mil peregrinos que nos han visitado, al menos podemos distinguir tres apartados para analizar los datos del jubileo hasta ahora: edad; procedencia eclesial y lugar de origen.
Edades:
Hemos recibido peregrinos prácticamente de todas las edades: niños, jóvenes y adultos. Los niños y jóvenes que han peregrinado hasta Almodóvar procedían en su mayoría de parroquias y colegios católicos. Así mismo, el resto de los grupos de catequesis de la diócesis y el alumnado de colegios católicos, poco a poco, van solicitando nuevas fechas para venir al jubileo.
En el caso de los adultos, el número ha sido mayor. La disponibilidad de tiempo que ofrece a muchos de ellos el hecho de estar jubilados laboralmente, ha permitido que un porcentaje numeroso de peregrinos se haya podido acercar hasta Almodóvar en días de entre semana.
Otro porcentaje importante de adultos lo han hecho y lo harán durante los días del fin de semana. Estos adultos proceden, en algunos casos de asociaciones civiles o religiosas y, en su mayoría, de parroquias.
Procedencia eclesial:
Nos han visitado los obispos de Ciudad Real, Córdoba, Jaén y el obispo emérito de Cádiz. Junto a ellos, por el Jubileo han pasado sacerdotes, religiosas y consagrados; novicios; aspirantes; seminaristas y junioras. Dentro del sector eclesial de los cristianos laicos, han peregrinado catequistas; animadores de jóvenes; laicos comprometidos en tareas eclesiales; voluntarios de Cáritas; profesores de religión; matrimonios y familias cristianas.
Al lado de los sacerdotes diocesanos de España, que tienen como patrón a san Juan de Ávila, han venido también sacerdotes hispanoamericanos, indios y de otros países de Europa pertenecientes al clero secular y a Institutos religiosos.
La vida consagrada se he hecho presente en este jubileo por medio de congregaciones como la de los Carmelitas de Toledo y Madrid; Salesianos de Ciudad Real y Puertollano; Trinitarios de Córdoba; Franciscanos; Franciscanas; Misioneras de la Caridad; Hijas de la Caridad; Esclavos de la Eucaristía; Misioneros del reino de Dios; Hermanas del Sagrado Corazón; Siervas de los pobres; Claretianos; Misioneras de acción parroquial.
Lugar de origen:
Los peregrinos sacerdotes, religiosas, consagrados y laicos que han realizado el Jubileo proceden de capitales y localidades como Campo de Criptana; Arenas de san Juan; Ávila; Puertollano; Ciudad Real; Guadalajara; Toledo; Albacete, Cuenca; Córdoba; Montilla; Cádiz; Brazatortas; Mestanza; Fuencaliente; pueblos del arciprestazgo de Torrijos (Toledo); Tomelloso; León; Burgos; pueblos del arciprestazgo de Orgaz (Toledo); Almadén; Calzada de Calatrava; Mora; Urda; Almagro; Madrid; Sevilla; Argamasilla de Alba y Torralba.
Diez meses hasta el 6 de enero de 2014:
Este es el resumen de las peregrinaciones que hemos recibido en los tres primeros meses del Año Jubilar.
El calendario de las próximas peregrinaciones, hasta ahora recoge la inscripción de dos mil nuevos peregrinos que harán el recorrido jubilar en los próximos meses.
Parroquias, hermandades, asociaciones y colegios, serán nuestros nuevos visitantes.
Respecto a Almodóvar, muy pronto ofreceremos las fechas en las que los almodovenses serán citados a realizar el jubileo.
Por ahora, la Hermandad de san Juan de Ávila y de san Juan Bautista de la Concepción será la primera en organizar una peregrinación local el próximo lunes 6 de mayo.
Por lo tanto, todos los miembros de esta Hermandad quedáis invitados a participar de esta peregrinación, para ello, comunicádselo a cualquier miembro de la junta directiva.
Recuerdos que harán historia :
El Jubileo ha editado un estuche con tres CD’s que presentan tres videos con material audiovisual.
Estos CD´s recogen el anuncio del nombramiento de san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia; todas las actividades preparatorias realizadas en el año precedente en Almodóvar; la Misa presidida por el Papa Benedicto en la plaza de san Pedro del Vaticano y la proclamación solemne de san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia; la jornada de acción de gracias por el doctorado celebrada en nuestra localidad; la ceremonia de apertura del Año Jubilar y el comienzo de las peregrinaciones.
«Querido nieto: Yo viví el Doctorado y del Jubileo, míralo.»
Este pack que está difundiendo la Hermandad de los santos es un material muy interesante para años venideros. En décadas anteriores sólo algunos almodovenses pudieron conservar algunas fotografías y recortes de celebraciones como la beatificación de san Juan de Ávila, la venida de sus restos mortales o su canonización. Sin embargo, ahora, todos los que lo deseen podrán tener en casa el material audiovisual que formará parte de la historia de Almodóvar y que ha de brindarse como legado a las generaciones futuras.
Trabajar, invocar y esperar los frutos:
Para terminar, creo que es conveniente realizar unas consideraciones finales que amplíen las perspectivas y posibilidades de este Año Jubilar. El Jubileo otorga una gracia de renovación que hay que preparar antes por medio de la revisión de vida.
El Año Jubilar busca la renovación de vida por medio de la gracia de la indulgencia plenaria que conlleva la confesión sacramental, y el ánimo de ser trasmisores de la fe y de la experiencia de amistad con Jesucristo en la sociedad de hoy.
El Jubileo es una acción de evangelizadora para a los peregrinos y también para quienes lo llevan a cabo: hemos de empezar por nosotros mismos. La experiencia espiritual que san Juan de Ávila nos ofrece ha de invitarnos a leer sus escritos y a profundizar nuestro trato personal con el Señor.
Hemos de hacer nuestra la búsqueda vocacional que san Juan de Ávila realizó en Almodóvar y responder a las novedades que Él nos pida.En el Año Jubilar hemos de pedir al patrón de los sacerdotes que interceda para que Dios suscite vocaciones sacerdotales en nuestra parroquia y en nuestra diócesis.
Los pobres, los enfermos y quienes sufren tienen que poder experimentar que la caridad y la solidaridad que el Maestro Juan de Ávila enseñó y practicó, es vivida por nosotros, sus nuevos discípulos.
La parroquia de Almodóvar está llamada a convertirse en un lugar de espiritualidad, caridad, de acogida fraterna y de forja de nuevos santos.
Estas líneas de fuerza que deben guiarnos en el trascurso del Jubileo han de hacerse realidad, deben ser nuestro mapa de ruta y parte del contenido de nuestra oración. Y, con la ayuda de san Juan de Ávila, trabajemos y oremos para adquirir como una necesidad, lo que Dios quiere regalarnos gratuitamente como un don.