Dentro de pocos días estaremos celebrando las fiestas de septiembre, que darán comienzo con los tres días iniciales dedicados a los patronos de Almodóvar. A saber, Ntra. Sra. del Carmen; nuestro nuevo doctor san Juan de Ávila; y san Juan Bautista de la Concepción.
Las fiestas sirven para descansar de las actividades y ocupaciones ordinarias y para a celebrar otras dimensiones de la vida, que también forman parte de la experiencia humana.
Pero, además de responder a la necesidad natural de descansar del trabajo diario, la fiesta también está encaminada a celebrar lo que se ama.
Así, el deseo natural del descanso y del cambio de actividad, recibe la invitación de Dios que desea celebrar su amistad con el hombre conviviendo con él en unos tiempos y modos distintos a los habituales, y renovar gozosamente la experiencia de amor mutuo.
Por eso, todas fiestas cristianas dedican espacios para la relación con Dios y para la celebración. Estos encuentros festivos con Dios, después bañan otros momentos de fiesta no litúrgica u oracional en los que el cristiano se siente llamado a potenciar la fraternidad con todos, generando momentos para el compartir gozoso y alegre. La alegría para con Dios, nos impulsa a la alegría con el hermano.En sentido cristiano, la fecha de una fiesta designa la conmemoración de un acontecimiento de especial importancia o los hechos de vida de una persona que ha destacado por haberse convertido en un ejemplo para el resto de la comunidad.
Esto hace que la fiesta fundamental de los cristianos sea la Pascua de Jesús y su Encarnación y que, a partir de estas dos fiestas principales, se celebren otras dedicadas a la Virgen María, a los santos, a acontecimientos eclesiales, o a conmemoraciones de la vida de los cristianos.
Para que haya verdadera fiesta se necesita, más que descansar del trabajo diario, saber qué se celebra, y así, poder gozar auténticamente en esa celebración en unión con los componentes de la fiesta. Nosotros celebramos la vida y el ejemplo de nuestros tres patronos, sin olvidar a los que sufren, a los enfermos y a los más necesitados. Y es que el dinamismo cristiano de la fiesta también tiene que conducirnos a buscar la manera de que estos hermanos nuestros también sean beneficiarios de nuestro gozo común.
Por todo ello, desde la parroquia deseamos unos días de felicidad a todo el pueblo de Almodóvar, a los familiares y amigos que nos visiten durante esos días, y quienes necesitan sentir el gozo de nuestra ayuda y solidaridad por estar viviendo momentos de dificultad.
A todos, ¡felices fiestas!