Querido Jesús:
Me he enterado de tu próxima visita… Bueno, para qué engañarte, me llevo enterando años y años. El párroco, la catequista, el profesor de Religión… no dejan de informarnos de que hay que preparase, de que tú vienes, de que hay que estar vigilantes, de que..
Señor, entre tú y yo, ¿piensas que alguien les escucha? ¿Crees que la gente se toma en serio tu venida?….
El objetivo de esta carta no es otro que el de ayudar a que tu visita no pase desapercibida. Mira, yo no sé si lo de tu primo Juan, hace más de dos mil años, anunciando tu venida a grito pelado, funcionó…
Lo que tengo claro es que hoy hay que cambiar de lugar (un desierto…, pues como que no) y de estrategia (te cuento…).
Señor, un campo de fútbol con miles y miles de espectadores y con cientos de cadenas televisivas, sería el lugar indicado para que tú te hicieras presente…
Y si esto falla o no es de tu agrado, pasaríamos al plan B: un concierto en una gran explanada (en esta opción «mataríamos dos pájaros de un tiro», pues congregaríamos a miles de personas y tendríamos un gran equipo de sonido… ya sabes, para evitar las afonías).
Pero, Jesús, no te preocupes, porque si tampoco esto diese los frutos esperados, barajaríamos la posibilidad de las redes sociales: Facebook, Tuenti, Twitter… ¿Qué te parece la idea?
Bueno, Señor, mientras lo vas dando vueltas en busca de la opción más acertada, te cito otras que persiguen el mismo objetivo: que tu venida, de una vez por todas, se convierta en un asunto de interés general…
¿Cómo verías la posibilidad de aparecer en «un programa rosa»?
¡La audiencia la tendrías asegurada…!
¿Y en una cadena de centros comerciales?… ¿Y si aprovechamos un «macrobotellón» para anunciar tu visita?…
Como ves, Señor, son muchas las posibilidades… No obstante, y adelantándome a tus dudas, que seguro que las tienes, te voy a señalar el único lugar infalible. El único sitio donde tu venida no pasará desapercibida. El único emplazamiento donde tú «te moverás a tus anchas» y te sentirás como en casa: El corazón de tus hijos.
De momento, nada más, a la espera de tu venida y deseando que tu venida no nos pille «con el corazón en otras cosas», se despide, afectuosamente, uno de tus hijos…
PD 1: El corazón del ser humano tiene mayor capacidad que la de 100 estadios de fútbol juntos.
Desprende mayor glamour que todas las estrellas del celuloide reunidas en una gran pasarela. Posee los decibelios exactos para convertir la melodía de la rutina en música de ritual.
Y, finalmente, a través del corazón, estamos conectados con todo el mundo, debido a la red de Dios-Padre, en el que todos somos sus hijos y, por lo tanto, hermanos…
PD 2: Querido amigo, amiga: de ti depende escoger el lugar más apropiado para recibir al Señor. Únicamente te pido que pienses bien tu elección, pues el Señor quiere venir a tu vida, eso sí, para quedarse…
Por favor, no le hagas sacar, un año más, billete de vuelta.