Queridos hermanos y amigos de Almodóvar:
¿Cómo están? ¿Cómo se encuentran? Me imagino ya haciendo mucho frio y preparando para celebrar la Novena a la Virgen.
Aquí comenzamos el martes y este año la misa que dará inicio a la novena se celebrará en uno de los barrios del pueblo.
Y de ahí nos hemos dividido en grupos en todos los barrios. Cada grupo de dos hermanos comprometidos eligen nueve familias en el sector y las animan para que todas vayan participando cada día de la Novena.
El día 24 nos reunimos todos en la iglesia y cada grupo llevara algo de víveres para repartir con las familias más necesitadas. Queremos llegar sobre todo a los hogares que no están cercanos de la Palabra de Dios acoger al niño Jesús a través de la solidaridad entre nosotros. En esto los pobres son sabios.
Hoy estuvimos de misión en Mompiche, fuimos de tres pueblecitos diferentes para poner en práctica las recomendaciones del Papa Francisco y porque el Espíritu Santo nos están empujando en esta dirección: Salir de nosotros mismos e ir a encontrarnos con nuestros hermanos. Hemos motivado principalmente a los jóvenes. Llegaron cincuenta, sobre todo los que se van a preparar a la confirmación. En total éramos como cien personas.
Al inicio me asuste porque no esperábamos tanta respuesta y la comida que habíamos preparado, solo alcanzaba para cincuenta…Un señor me dijo: «Madre no se preocupe que ahí vemos cómo hacemos y vera como todo alcanza». Así fue… Arroz con atún y sobro para todos…Esto fue la culminación después de la bendición de la misa al término de las visitas de casa en casa llevando el mensaje de Amor de la Navidad. ¡Cuántas lecciones de confianza en la Providencia del Señor recibo como regalo cada día! Y como se ve que Su presencia nos acompaña y está de manera significativa al lado de los más pobres. Y esto gracias también a vuestro apoyo.
Hace unas semanas nos vino a visitar la señora Lucita, una señora humilde y decidida de gran corazón, para pedir ayuda a la parroquia. Nos contó su historia… desde hacía meses estaba cuidando a «Chupete», un señor mayor al cual no se le conocía familia ni a nadie que respondiera por él, lo estaba haciendo por compasión. Se alojó en la lavandería del barrio.
Ella le lavaba la ropa, le preparaba comida, le aseaba.
Fuimos a verle y enseguida nos dimos cuenta de la situación penosa. Se hicieron contactos para llevarlo a una residencia de ancianos, se le ayudó en lo que se pudo.
Lamentablemente cuando se alcanzó a tener un lugar para él ya había fallecido unos días antes. Ahí vi la compasión de Dios en esta mujer pobre que compartió lo que tenía en la gratuidad con a quien nadie tenía.
Caminando por los pueblecitos en las montañas siempre pienso en los niños y me admiro de la situación que les toca vivir. Salen muchos a las cinco de la mañana para ir al colegio y regresan a las cinco de la tarde. Deben caminar a pie o a caballo y coger ranchera, bus… Si les mandan de tarea hacer alguna consulta en internet les toca salir a una hora de la comunidad para encontrar los ordenadores… Y ponen su mayor esfuerzo en lo que hacen pues saben que para tener una mejor oportunidad deben esforzarse si no la alternativa es el trabajo en la finca, en la montaña. Una vida más sacrificada. Al misionerole toca acompañar estas realidades y otras llevando el Amor de Jesús en todo momento y lugar.
Les cuento que esta semana falleció el papa de tres de los estudiantes de nuestro colegio. Falleció en el mar. Una lancha le choco su barquito y lo mato al instante. La mama de los niños está enferma, apenas puede caminar. Hemos decidido de apoyarles con becas. De ahí que me permito tocar a vuestros corazones para solicitar un año más vuestra ayuda, para ellos y para los otros niños que la parroquia hasta ahora está becando.
Son siete niños y niñas de 12 años. Son de muy bajos recursos y sin vuestro apoyo no podrían estudiar. Así que cuento con vuestra generosidad, una beca son 140 dólares al año. Para ellos y para otros más que puedan ayudar. El apoyar a los jóvenes y niños en la educación es apoyar el futuro de este pueblo, expuesto a la droga y a la pobreza.
Ayer celebramos la patrona de América Latina, la Virgen de Guadalupe, a ella intercedo por todos y cada uno de vosotros.
Que la ternura y el amor de madre este en cada uno de vuestros corazones, y así la luz del amor llene en plenitud vuestras vidas.
¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! Les recuerdo con mucho cariño, que Dios los bendiga a todos.
Un fuerte abrazo de Navidad
Hna. María José Carrero Viñas.
Misionera Comboniana.