Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infecundo; Pero, si muere, dará fruto abundante (Jn 12, 24)
Señor, hoy vengo a tu presencia
y vengo dispuesto a nacer de nuevo.
Dios de la Vida y de la Resurrección
escucha mi plegaria:
Quiero morir a mi egoísmo,
el que no me deja ver más allá de propio ombligo.
Quiero morir a mi cumplimiento,
el que me lleva a cumplir interesadamente y a mentir.
Quiero morir a mi desesperanza,
la que me mantiene en vida como un enfermo terminal.
Quiero morir a mi indiferencia
la que me apaga el corazón y la conciencia ante mis hermanos más necesitados.
Quiero morir a mi desamor,
el que me convierte en un guerrillero y a mi mundo en un campo de batalla.
Señor, hoy vengo a tu presencia
y vengo dispuesto a nacer de nuevo.
Dios de la Vida y de la Resurrección
escucha mi plegaria:
Quiero nacer a una vida nueva
para encontrarte en mi hogar, en mi trabajo, en mi colegio…
Quiero nacer a una vida nueva
para reconocerte en los hermanos que Tú pones en mi camino.
Quiero nacer a una vida nueva
para verte en tantísimos acontecimientos en los que Tú te haces presente.
Quiero nacer a una vida nueva
para descubrirte en los regalos y oportunidades que
Tú me brindas cada día.
Quiero nacer a una vida nueva
para sentirme vivo, amado, elegido, enviado.
Señor, hoy vengo a tu presencia
y vengo dispuesto a nacer de nuevo.
Morir cada noche como hombre viejo
y resucitar cada mañana como hijo nuevo y
predilecto de Dios.