La comunidad parroquial de Almodóvar del Campo ha rendido un sencillo homenaje al sacerdote Leopoldo Lozano Rivas. Fue tras la misa vespertina del pasado miércoles, 19 de junio, fecha en la que celebraba un cumpleaños muy especial al coincidir con el año en que ha alcanzado sus bodas de oro sacerdotales.
Grupos de la parroquia, hermandades y demás feligreses compartieron un momento preparado como toda una sorpresa para dar mayor emotividad al acto. Tras oficiar la eucaristía, el párroco Juan Carlos Torres, que concelebró junto con su antecesor y hermano del homenajeado, Tomás, quien ya hace un par de años también cumplía medio siglo de sacerdocio, llamaba a salir de la sacristía a don Leopoldo. Éste, con su habitual gracejo y al comprobar lo que se avecinaba, no dudó en calificar de “disparate” lo que le habían preparado, ante la carcajada de satisfacción generalizada.
Primero recibiría obsequios como una placa conmemorativa, que le entregaba su hermano don Tomás; y después una figura de Cristo crucificado y una estola. Después, Mari Gallego hizo patente el sentimiento de la feligresía almodovareña, a través de unas palabras con las que, además de felicitarle por las bodas de oro y por su cumpleaños, “le damos las gracias por toda la labor que ha hecho en nuestro pueblo durante los 22 años que está entre nosotros”.
De esta manera hacía un somero repaso por la ingente e importante trayectoria realizada desde que, junto a su hermano Tomás, llegara a la localidad que vio nacer a san Juan de Ávila y a san Juan Bautista de la Concepción. “Ha llevado catequesis, Cáritas, hermandades y no hay enfermo al que no haya visitado, llevándole consuelo incluso en el hospital”, decía Gallego para hacer referencia también a “su tesón y buen hacer para restaurar tantas iglesias y capillas y que estaban bastante deterioradas”, entre ellas la casa del santo doctor “que literalmente se caía a pedazos”.
Precisamente también se quiso hacer palpable el hecho de que don Leopoldo “estuvo en primera línea de la Comisión Pro-Doctorado de san Juan de Ávila, con entusiasmo, ilusión y aportando, como siempre, sus buenas ideas”, en palabras de Gallego. Entre ellas, la iniciativa que tuvo para la confección del medallón conmemorativo que luce hoy día la fachada de su casa natal.
En definitiva, “con este pequeño homenaje y nuestro cariño, el pueblo de Almodóvar quiere agradecerle toda su dedicación, que ha llevado a cabo de forma callada y discreta. Por todo ello le decimos, gracias don Leopoldo”, concluía.
El protagonista del momento tomaría la palabra para seguir bromeando, al decir que el acto parecía una despedida, a lo cual los presentes lanzaron un “no” unísono. En todo caso, Leopoldo Lozano Rivas expresó las gracias a todos los presentes, así como a quienes ya durante la misa matutina en el convento de las monjas jerónimas hicieron lo propio. Toda suerte de abrazos y fotografías de recuerdo se sucedieron finalmente para cerrar así un motivo de celebración mundana nacida de todo corazón.