¡Danos, Señor, una existencia Pascual!
Juan Carlos Torres2015-03-31T20:22:00+00:00
Comenzamos la semana más importante del año cristiano. En ella conmemoramos y actualizamos la Pascua del Señor: su ofrenda redentora en la cruz y el triunfo de su Resurrección.
La Pascua de Jesús es un solo acontecimiento realizado en tres actos, precedidos por el pórtico anunciador del Jueves santo, que son los que constituyen la dinámica del Triduo Pascual: El viernes santo de la ofrenda de su vida en cruz. El silencio y el vacío del sábado santo preñado por la esperanza de que se cumplirá su promesa de resucitar. Y la explosión del Domingo que anuncia su vida nueva y eterna, que, este año, manifestaremos también en la calle procesionando la imagen de Jesús Resucitado.

Bienaventurados los que saben reírse de sí mismos, porque nunca acabarán de divertirse.
Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infecundo; Pero, si muere, dará fruto abundante (Jn 12, 24)
Si proclamas con tu boca que Jesús es el Señor y crees con tu corazón que Dios lo ha resucitado de entre los muertos, te salvarás (Rom 10, 9)
Algunos textos de nuestro Patrono y paisano S. Juan de Ávila: Son para leerlos y meditarlos ante el Señor, así podrán transformar nuestro sentir y pensar:
En estos artículos siguientes, vamos a estudiar los compositores rusos que formaron el grupo de Los Cinco, empezando por Modest Petróvich Músorgsky, compositor autodidacta que reflejó en su música el alma del pueblo ruso.
Estamos celebrando el Año de la Vida Consagrada. Un tiempo para reconocer el don de tantos religiosos y religiosas extendidos por los cinco continentes. Hombres y mujeres que han dedicado su vida a Dios y a la humanidad.
Estamos preparando la peregrinación teresiana para el 10 y 11 de abril. Comenzamos en Malagón, pueblo manchego donde santa Teresa construyó la tercera de sus fundaciones. Y concluiremos en Almodóvar del Campo.
Hay días que te levantas con una sensación extraña, casi sin sentido, sin comprender muy bien por qué tienes que responder un día más a esa rutina en la que te ves como dentro de un envoltorio que ni tan siquiera recuerdas si lo elegiste tú.