Seremos lo que hayamos amado
Juan Carlos Torres2013-11-24T19:21:00+00:00
Noviembre es un mes para mirar al cielo con los ojos del corazón iluminados por la luz de la fe. Es un mes para contemplar que la finalidad del ser humano es participar enteramente de la resurrección de Cristo. En segundo lugar, para hacer memoria de todos los que ya han llegado al cielo. Y, por último, para venerar a todos los que sabemos que son santos. Sin embargo, estas tres dimensiones contemplativas son para que no nos evadamos de la realidad cotidiana, sino para que nos comprometamos con ella en dirección adecuada. Y es que la persona que no sabe a dónde va se convierte en un náufrago de la existencia. Al contrario, quien conoce cuál es la meta de la vida, elige los principios que deben guiar sus criterios y elecciones con la fuerza de una esperanza indestructible.
Hay muchos autores que a la Guerra Civil del 36 la llaman "Incivil" porque fue un absurdo, por la crueldad y por el número excesivo de muertos que se llevó por delante. Hubo muchos caídos. Familias que perdieron a los padres, hijos, hermanos… ¡Cuantos desastres, heridas y miserias traen todas las guerras!
En estos últimos años me he encontrado con varias personas que han pasado de la increencia a la fe. Son gente que no creían en Dios, pero por unas circunstancias imprevistas se han encontrado envueltas por una presencia misteriosa que se ha adueñado de su vida.
Indudablemente Jesús es el auténtico y único camino hacia el Padre; pero, superpuesta a Él, aparece María como el sendero seguro para marchar junto al Hijo; quien busca a María necesariamente encontrará a Jesús.
Sabemos valorar la luz cuando salimos de la oscuridad, mientras contamos con ella, nos parece algo tan natural que no nos damos cuenta de que existe.
Desde la parroquia deseamos felicitar la pascua de resurrección a todas las familias de Almodóvar, especialmente a los enfermos, a los ancianos y a quienes no pueden sumarse a las celebraciones y a las actividades de la parroquia.
Hace un mes que celebramos la apertura del año jubilar gracias al trabajo de tantos miembros de la parroquia que se han ofrecido como voluntarios para que el jubileo sea una realidad. Desde aquí, deseo dar las gracias, en primer lugar, a todos los voluntarios que han ofrecido su tiempo y sus capacidades al servicio de esta gran causa.
Siguiendo a nuestro Patrono y paisano S. Juan Bautista de la Concepción, reflexionamos sobre algunos pensamientos suyos, que vienen bien para este año de la fe, que estamos celebrando en toda la Iglesia.
Puedo preguntarme con qué fin me ha creado Dios; qué espera de mí; cuál es su plan relacionado conmigo.