Hambrientos de «pan»
Tomás Lozano Rivas2009-06-06T02:15:00+00:00Ayer
Una persona hambrienta siempre ha sido una miseria, quizá una desgracia, condenada a una muerte prematura. Una persona que mendiga un trozo de pan es una criatura carente de los derechos más fundamentales, una caricatura de hombre y de hijo de Dios.
Por eso Jesús un día multiplicó los panes y los peces, como signo de una nueva creación. El alimento, primero compartido, después bendecido y multiplicado, después sobrante y recogido, es un ejemplo a seguir, marca unas pautas de comportamiento. Se trata de sumar y compartir, de respetar y agradecer, de multiplicar y bendecir, de guardar y prever, con prudencia o providencia y austerida.