Las mentiras tienen las patas muy cortas
Alfredo Velasco2009-03-07T02:02:00+00:00Un día de un mes de un año, mi mujer y yo nos desplazamos hasta Ciudad Real, en donde ella tiene familia. Llegábamos a las 13 horas, y lo primero que hicimos fue buscar el hotel en el que teníamos reservada habitación. Un policía local nos indicó que estaba dentro de una calle peatonal, al lado de la Plaza Mayor, y a la que podíamos acceder con el coche, siempre que fuésemos al establecimiento.