A la espera de la vida
Pilar Martínez Fernández2012-12-04T19:14:00+00:00Tengo una buena amiga que cada vez que cumple años y le preguntas cuántos cumple, te contesta toda ufana: - 25, cumplo 25 años.
Yo, la creo. No tengo realmente el dato exacto de su edad, tampoco me ha importado nunca porque en lo que concierne a la amistad, el abanico generacional en el que se puede establecer un circulo personal de amistades es más enriquecedor cuánto más variopintas sean las edades, sin embargo, con esta amiga, lo curioso que sí cabe decir es que aunque exista un pequeño trasfondo de coquetería femenina, lo cierto es que ella realmente quiere mantener su espíritu en los veinticinco, no como la edad idónea quizá sino más bien por las sensaciones que a esa edad se tienen que no son otras que unas arrebatadoras ganas de vivir.