No había sitio para que él naciera

2010-12-28T03:39:00+00:00

No había sitio para que él naciera1. Si Jesús hubiese nacido deportista de élite hubiese probado de primera mano y sin el menor síntoma de dolor, las mieles del triunfo, de la fama y del dinero.

Y sus hinchas le hubieran seguido fielmente allá donde fuese, aclamándole y demostrándole en todo momento su más acérrimo apoyo.

2. Pero no, Jesús no tenía sitio. Fue “condenado a chupar banquillo” junto a los reservas, junto a los que no contaban ni para el mister ni para la afición.