La alegría
Germán García Ferreras2015-04-30T19:12:00+00:00
No quería Santa Teresa de Jesús, santos tristes, ni monjas melancólicas. No admitía cristianos pesimistas que todo lo ven mal y difícilmente admiten el optimismo del prójimo.
Quería que los cristianos comenzásemos a caminar por el camino de la santidad con espíritu alegre. Pedía a sus monjas que alimentasen en su espíritu las ansias de imitar a los santos y no rehusasen el martirio, si se presentaba la ocasión de dar testimonio de la fe cristiana.
En un tiempo indeterminado y en un Convento de Carmelitas descalzas, que, por discreción, mantenemos en el anonimato, vivían unas hermanas de diferentes edades, caracteres y regiones de España.
Comenzó Teresa de Jesús a escribir este libro en Toledo el 28 de mayo de 1577, siguió en Ávila y lo revisó en Segovia. Se conserva en el Convento de las Madres Carmelitas de Sevilla.
Antes de hacer unas reflexiones, veamos un bello texto del santo papa Juan Pablo II, sobre el Carmelo:
Santa Teresa admiraba la conversión pública de San Pablo, la Magdalena y San Agustín.
¿Cómo debemos ser los cristianos? ¿Cómo tenemos que comportarnos en una sociedad como la nuestra? ¿Cómo debemos rezar y hablar en los "tiempos tan recios" que nos toca vivir?
Ha pasado desapercibido entre nosotros el IV Centenario de la Muerte de San Juan Bautista de la Concepción. Por eso me he decidido a escribir algo para que aparezca en Internet.

