Un café conmigo misma
Pilar Martínez Fernández2015-03-31T20:12:00+00:00
Hay días que te levantas con una sensación extraña, casi sin sentido, sin comprender muy bien por qué tienes que responder un día más a esa rutina en la que te ves como dentro de un envoltorio que ni tan siquiera recuerdas si lo elegiste tú.
Tal vez llegas incluso a pensar en que la vida es… cómo lo diría??, algo puñetera por no permitirte vivir como te gustaría quizá?.
Lo primero que puedo plantearme es si Dios tiene rostro y, si lo tiene, dónde puedo encontrarlo.
Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor (Ef 1,4]
"Porque a todo el que tiene se le dará y tendrá de sobra; pero al que no tiene, aun aquello que tiene se le quitará". (Mt 25,29)
Sabemos valorar la luz cuando salimos de la oscuridad, mientras contamos con ella, nos parece algo tan natural que no nos damos cuenta de que existe.