Este año decidimos ir de vacaciones a África: maravillosa tierra, maravillosa gente.
Allí hice muchos amigos, con alguna diferencia, yo era el niño blanco.
Jugábamos todos los días desde que salía el sol hasta que se ponía, en esos inolvidables atardeceres.
Ya finalizo el mes de mayo, ese mes tan hermoso que se dedica a las flores y a nuestra Madre divina y celestial la Virgen María. Al mismo tiempo, clausuramos las clases de catequesis parroquial.
Entre estos dos meses de primavera, los niños de tercero de primaria hacen su primera comunión, es su mayor contacto con nuestro Amigo Jesús; aprenden a ser templos vivos del Cuerpo de Cristo y a poner todo su ser en gracia de Dios. Son fechas de gran significado y crecimiento espiritual para nuestros pequeños.
Después de un curso intenso de clases, deberes, exámenes, catequesis…, por fin tenemos vacaciones de verano.
El curso escolar ha pasado rápido, hemos hecho cosas muy interesantes: en Religión hemos buscado la Biblia, hemos conocido un poco más al Señor…
Cómo nos vamos haciendo mayores, cada año que pasa aprendemos más cosas en todas las asignaturas.
Todas las cosas que hemos aprendido y hecho quedarán en nosotros y, junto con otras que iremos aprendiendo, serán la base para irnos acercando a nuestros trabajos y destinos.
1.-Amarás a Dios y este verano no le darás largas... Ya sabes que Él abre, por vacaciones, su corazón de par en par y espera que acudas a “su agencia” para planificar ¡untos un verano memorable.
2.- Su nombre y su vida alcanzarán, por fin, el número uno en la lista de tu corazón. Ah, y cuanto más suene, más semanas se mantendrá en el candelero.
3.-Señalarás en rojo todos y cada uno de los días de este verano. Vestirás tu corazón de fiesta y acudirás a “tantísimos chiringuitos” en los que Dios te espera con los brazos abiertos.