¡Un corazón radiante!
José María Escudero2014-09-25T19:16:00+00:00
Amiga, amigo: Seguramente en algún momento de tu vida hayas tenido ojeras, esas alteraciones en la coloración de la piel, debajo de los ojos, que aparecen con un color más oscuro de lo normal…
Hoy, sin embargo, quiero hablarte de otro tipo de ojeras: las ojeras del corazón.
Y es que, si las primeras tienen un efecto antiestético, las segundas producen en tu vida resultados tan desagradables como el aburrimiento, la apatía, la tristeza, la mediocridad…
Dios nos ha hecho dos grandes regalos: la fe y la libertad.
Yo te aseguro que el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios( Jn.3,3)
Santa Teresa admiraba la conversión pública de San Pablo, la Magdalena y San Agustín.
Me siento tan confusa como cuando era una adolescente. Qué difícil es, para algunos, saber hoy en día qué está bien y qué cosa está mal.
Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a realizar una sincera revisión de nuestra vida personal y eclesial a la luz de las enseñanzas evangélicas, no sólo para crecer en coherencia moral, sino para que la vida del Resucitado que llevamos dentro todos los bautizados crezca y se desarrolle en nosotros. Sólo así podemos celebrar la Pascua como un verdadero paso de la muerte a la Vida.
Ha pasado desapercibido entre nosotros el IV Centenario de la Muerte de San Juan Bautista de la Concepción. Por eso me he decidido a escribir algo para que aparezca en Internet.
En unas semanas estaremos celebrando la gran fiesta de pascua, que es el centro de la vida cristiana. La Pascua –paso- da nombre al acontecimiento fundamental de nuestra salvación: el paso de Jesús de la muerte a la resurrección. Una muerte que limpia, redime y salva, y una resurrección que hace eterna esa salvación y la trae hasta nuestra actualidad a través del Espíritu del Resucitado.