Tenemos un modelo para seguir, hoy, a Jesús.
Juan Carlos Torres2014-02-21T16:23:00+00:00
Estamos a punto de celebrar la fiesta de san Juan Bautista de la Concepción, otro de los hijos santos de nuestra parroquia, de cuyo nacimiento en Dios se han cumplido los 400 años en el pasado 2013. Sin embargo, nuestro san Juan Bautista no vive porque le recordemos, le recordamos porque vive. Él vive en la plenitud de Dios, como sarmiento que permanece unido al Señor resucitado y, por ello, sigue dando vida.
Ha pasado desapercibido entre nosotros el IV Centenario de la Muerte de San Juan Bautista de la Concepción.
Este domingo ha comenzado el adviento: tiempo de espera y de esperanza en el que los cristianos contemplamos y aguardamos la venida de Cristo en dos etapas.
Tengo una gran preocupación: tener una buena imagen de Dios.
San Juan estuvo inspirado por Dios, y en su primera Carta (4,8) nos dejó lo que considero la esencia de Dios: "Dios es Amor".
Una de las cosas principales que el hombre busca en su historia es encontrar un sentido a su vida. La angustia existencial de la persona consiste en no encontrarlo.
En estos últimos años me he encontrado con varias personas que han pasado de la increencia a la fe. Son gente que no creían en Dios, pero por unas circunstancias imprevistas se han encontrado envueltas por una presencia misteriosa que se ha adueñado de su vida.
"Que cada uno de nosotros busque agradar al prójimo en lo bueno y para edificación suya. Tampoco Cristo buscó su propio agrado...
Creo que la importancia del camino vendrá marcada por el lugar a donde conduzca. Cuando se alcanza el final, tendrá poca importancia si ha sido llano o empinado, suave o abrupto, sólo interesará que sea el adecuado.
Partiendo de este titular, es difícil plantearse una defensa de la ALEGRÍA en un momento como el que nos hayamos; de insatisfacciones vitales, crisis económicas, pérdidas de empleo y "depresiones", como enfermedad social predominante.