Carta de nuestra misionera María José Carrero
Iglesia en Almodóvar del Campo2010-12-04T01:09:00+00:00
Queridos amigos de Almodóvar:
Con mucho gusto al llegar estas fechas navideñas y con la invitación de D. Tomás, todo hay que decirlo, me hago viva desde este continente americano. Cuando llegué hace dos años a estas tierras nunca me imaginé que me iba a encariñar de esta manera con estas gentes. Por el honor a la verdad, hubo unos meses en los que estuve un poco rebelde, pues mi corazón todavía permanecía en gran medida en África; me costaba traerlo todo a Ecuador.
El tiempo, las vivencias diarias, y como no, el amor de Dios por mí y por todo lo que me rodea me están cambiando totalmente y ahora vivo unos momentos en los que me siento plenamente misionera: canal de la luz y amor de Dios para mis hermanos y hermanas. Este es el mayor regalo de Dios y lo estoy disfrutando plenamente aquí.
Si Bach era un provinciano, un alemán que nunca salió de Alemania, su gran contemporáneo Händel era un cosmopolita, un hombre de mundo, una figura independiente, uno de los primeros grandes compositores que fue también un hombre de negocios de la música.
Para obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y, sobre todo y en especial, para los que ocupan, anónimamente, los bancos del templo…Ellos desempeñan los cargos más importantes; ellos son el rostro favorito de la Iglesia; ellos son “los pastores de a pie” que evangelizan con el ministerio de la sencillez y los últimos puestos; ellos son los auténticos transmisores de “la homilía de Dios.”
No me avergüenza reconocerlo; me suelo quejar a menudo. Podría decir que me quejo con razón, pero no sé, creo más bien que caigo en esa actitud porque de alguna manera siempre he creído que era el modo de liberarme de esa sobrecarga que se produce cuando todo lo que te importa, tus hijos, tu casa, tu trabajo, se torna en problemas, preocupaciones, contrariedades...
Me encontraba una tarde sentado en mi habitación; hacía buen tiempo. A través de la ventana veía el jardín iluminado por el sol. Todo respiraba paz.
El otro día llegó a mis manos unas letras, que un amigo mío, en unos momentos muy difíciles de su vida, logró plasmar antes de su fallecimiento:
Cáritas española presenta su Memoria 2009 y sus acciones contra la crisis y la pobreza
Nuestras horas son minutos
Hay sentimientos en la persona que se pueden llamar conformistas, mediocres, tibios. Por ejemplo: el joven que piensa: “me conformo con aprobar, no me quiero complicar la vida”; el que recurre con frecuencia a la expresión: “somos humanos”, para justificar con esa frase su pereza, el conformismo, la rutina al obrar; también quien se refugia en el calor del “rebaño” diciendo: “todos los hacen así, por qué voy a ser yo diferente”…