Pensamientos de San Juan Bautista de la Concepción
Tomás Lozano Rivas2011-02-05T01:11:00+00:00
1.- Como el hierro, cuando está en la fragua, está más blando convirtiendo todo su ser en unirse y empaparse con aquel fuego, pero, sacado de allí, metido en el agua, queda templado y fuerte para hacer de cualquier herramienta que corte y trabaje en cosas duras. Así el alma, metida en esa luz y conocimiento sobrenatural, está derretida, blanda, amorosa, de suerte que todo su ser está ocupado en cómo se ha de empapar en tan grande Dios y Señor, pero cuando la sacan de allí y ella se recoge en sí, ya el fuego le pegó tal fortaleza y temple que, metida en el agua de los trabajos, haréis de ella lo que quisiéredes, sufrirá –como dicen- por peñas y trabajará sobre fuerzas humanas. Que es lo que dice San Pablo “cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte ( 2ª Cor. 12,10); en las enfermedades hallaba la fortaleza, en los despegos, disfavores o desabrimientos, porque el sol del verano y heladas del invierno hacen a un hombre duro, fuerte y sufrido en los trabajos. Regalos de Dios y sinsabores, gustos y disgustos, luz y tinieblas hacen a un alma fuerte para de veras trabajar por el camino de la virtud. (Tomo I, 307)
La fiesta de San Antón, día 17 de Enero, es el Patrón de los animales. En otros tiempos los agricultores y ganaderos vestían y adornaban a sus mulas y caballos con sus mejores galas. Allí se celebraba una carrera entre todos los participantes.
Señor, he consultado la agenda y no puedo seguir posponiendo por más tiempo la cita que tenemos pendiente. Yo también, como el levita o el sacerdote, doy rodeos, consulto el reloj y... en definitiva, paso de largo.
Si amas a Dios, 
Queridos amigos y colaboradores de mi querido Almodóvar:
Gluck pasó a la historia de la música como el primer gran reformador de la ópera; gozó de más fama como reformador que como compositor.
A menudo suelen aparecer en nuestro campo, sembradores de otros campos que nos hablan de sus malas cosechas. Nosotros, les escuchamos con consideración, creyendo que, al hacerlo les ayudamos a aliviar su pesar, pero en lugar de aliviarles, lo que hacemos es servir únicamente para arrojar en nuestro campo sus pobres semillas.
Sabemos, por la fe, que en el cielo se encuentran los ángeles; también los ángeles de la guarda que, enviados por Dios, acuden a la tierra en nuestra ayuda.