Vivir en compañía de Dios
Lucio del Burgo2015-01-31T20:14:00+00:00
La soledad es una realidad constante en la vida humana. Siempre hay que contar con ella. A veces se hace constate, persistente y molesta. Hoy estamos muy comunicados por la tecnología y a la vez permanecemos aislados, sin nadie.
La persona de Jesús acompaña toda la vida de Teresa de Jesús. Vivir en esta compañía de Alguien es la oferta de la Doctora Mística para los hombres y mujeres de hoy.
Un hecho de la mayor transcendencia en mi vida y en el que pienso poco es el de la necesidad, que tengo, de ser santo.
Contemplo, desde mis ochenta años, el catecismo del padre Ripalda y me doy cuenta de la forma tan sencilla que recibíamos una clase de catequesis profunda.
Lo primero que puedo plantearme es si Dios tiene rostro y, si lo tiene, dónde puedo encontrarlo.
"Gratis et amore", viene a significar con gusto y con amor, o esa versión más coloquial y utilizada: "de mil amores", que no es otra cosa que hacer algo generosamente y de corazón sin esperar nada más que el mero agradecimiento.
El 29 de mayo de 1552, domingo infraoctava de la Ascensión, predica así San Juan de Ávila:
Indudablemente Jesús es el auténtico y único camino hacia el Padre; pero, superpuesta a Él, aparece María como el sendero seguro para marchar junto al Hijo; quien busca a María necesariamente encontrará a Jesús.
Sabemos valorar la luz cuando salimos de la oscuridad, mientras contamos con ella, nos parece algo tan natural que no nos damos cuenta de que existe.
En la vida, cuando nos encontramos ante la elección más importante de nuestra vida y pensamos por qué camino deseamos que transcurra nuestro marchar día a día, hacia el Padre o hacia nuestro caprichos, vemos que tenemos que inclinarnos por Jesús, como Camino hacia el Padre.